Tras 24 días sin bloguear, vuelvo. La verdad, han sido unas minivacaciones un poco autoimpuestas en las que he terminado un curso online de programación (no tan estupendamente como esperaba, aunque habiendo aprobado) y el primer borrador de mi primera novela, si me sigues en tuiter o fb, ya lo sabes, porque soy una pesada y no sabía hablar de otra cosa. Pero la entrada de hoy tocaba, porque hoy tocaba reto. Que no sé, por cierto, si voy a seguir con esto de los retos del calendario, todavía no he llegado a una resolución.
Como estoy un poco cansada, hice trampa comprando masa de pizza, y la verdad es que creo que me voy a volver vaga otra vez antes de volver a amasar de nuevo.
Respecto a la pizza Margarita, creo que es la clásica, una especie de celebración de la unificación y la monarquía italianas (la segunda desapareció tras la Segunda Guerra Mundial tras un referéndum): lleva el nombre de la reina Margarita y, si la leyenda es cierta, es la primera en llevar queso. Lo que sí es cierto es que es muy sencilla de hacer y resultona como pocas.
- una base de pizza
- una bola de mozzarella
- un vasito de tomate
- albahaca
Calentamos el horno a 210ºC (en mi caso, a ojo, que es analógico).
Extendemos la masa de pizza y la cubrimos de salsa de tomate, dejando un centímetro de reborde.
Colocamos encima distribuido el queso y espolvoreamos con albahaca.
Horneamos 20 minutos y servimos.
Respecto mi AIG, este año ha sido Blanca, de Menjar a ca la Blanca. Como estaba un poco atareada y me quería acabar la bufanda antes de mandarlo todo, hasta el día 7 del corriente no hizo el envío. En Francia sospecho que están un poco agobiados con los ataques terroristas y entre eso y que en navidad hay más envíos, supongo que lo pasaron por ochenta mil escáneres, y llegó el 23.
¿Y qué es?
- unas korova cakes, galletitas de choco para endulzarme las meriendas;
- una bufanda infinita para abrigarme (infinita porque está cerrada y nunca se acaba); la ventaja es que te la enrollas y no te la andas pisando, y es genial, porque está hecha a mano, el color pega con todo (incluida mi cara) y de punto gordo;
- una taza para empezar bien el día;
- unos moldes para muffins (¿y a quién le gustan los muffins y madalenas un montón?);
- la caja donde venía todo;
- la carta donde lo explico.
Dicho esto, os deseo un 2016 maravilloso a todos y lleno de manjares.